De espesa niebla cubierta
en el atardecer oscuro y sombrìo
oculta,como las piedras de un río
sucumbe la ciudad cansada y yerta.
Apenas sus casas,lejos se vislumbran
y dan la sensación de estar perdidas,
borradas por la niebla,ya sin vida,
ni siquiera la luz que las alumbra.
Diríase que una mágica mano
la esconde con el remordimiento
de quien pinta un fino lienzo
y comprueba que el trabajo ha sido en vano.
Que de áquellas manos de estilista
han nacido unos rasgos tan grotescos,
que lejos de parecer pintorescos
traicionan a la idea del artista.
El cual,al observarlo sorprendido,
al ver dicha obra terminada
lo ha tachado con gruesas pinceladas
y lo mira nuevamente arrepentido.
escrito por zuhaita en 1981
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